martes, 22 de junio de 2010
CONCLUSION
Las tradiciones, usos y costumbres son de gran importancia cultural dentro del desarrollo de la sociedad totonaca rural, ya que son estas la que determinan la forma de vida de los habitantes; el totonaca de la zona rural acostumbra vivir en torno a la agricultura, la siembra y la cosecha son su alimentación y economía en la actualidad.
Pero no podemos dejar de lado también las artesanias, y la herencia historíca que los antiguos totonacas nos dejaron en El tajin, sin duda este patrimonio distingue a esta civilización, de la que hoy en forma intangible conservamos su lengua, y sus tradiciones.
Hoy en dia podemos encontrar que esta región veracruzana se encuentra en pleno crecimiento y prgredo, si bien es cierto que es una de las zona que no tiene demasiado apoyo del gobierno estatal, podemos encontrar en su industria petrolera la fortaleza a la economía, y en el comercio, la fuente de trabajo de miles de personas que aún dependen de la agricultura.
En el totonacapan podemos encontrar cultura, danzas como las provenientes de las ferias regionales (guaagas y boda de coyutla), o bien mas ceremoniosas como los voladores, la naturaleza también es tomada en cuenta ya que en muchas partes de la sierra se acostumbra utilizar plantas medicinales para curaciones naturistas o limpias par aalejar los malos espiritus, ello también es común en la zona del tajin donde las creencias religiosas a´pun hacen referencia alos espiritus totnacos y antiguos dioses.
Aunque hoy en día las creencias religiosas esten arraigadas con el catolicsismo no se deja de lado la creencia en los antiguos dioses y las creencias naturales y supersticiosas que tiene la gente.
En si podemos decir que el totonacapan es una maravilla veracruzana rezagada, se conoce pero no se de el impulso deseable, en esta región encontramos una cultura que aún persiste con sus tradiciones que se debe conservar y se procura dar un reconocimiento historico.
VIDEOS
http://www.youtube.com/watch?v=j-r2lHWwr8c
httphttp://www.youtube.com/watch?v=48-YvatMGGg&feature=related://www.youtube.com/watch?v=GLE-vCFGkUI
http://www.youtube.com/watch?v=NYm-94RyQBo&feature=related
http://ventana.ilce.edu.mx/videoshtm/totonacos_tierras_magicas.htm
http://ventana.ilce.edu.mx/textorecursosvideo17.htm#4
NIÑOS JORNALEROS Y MIGRANTES
Niños jornaleros y migrantes.
En la Sierra Norte de Veracruz ni la caña ni la piña ni los cítricos tienen precio. Lo que más ha producido el campo son migrantes, debido a los recortes presupuestales. Veracruz. Según el INEGI, este estado contaba, en el 2000, con casi 7 millones de habitantes, de ellos tres cuartos de millón eran indígenas. Cifras que hoy en día no existen.
Los flujos de migración se dan mayormente hacia el extranjero, pero también en la propia región y entre distintas áreas de la República, del campo y la ciudad hacia las zonas industriales. Esto se debe básicamente a la implementación de proyectos de desarrollo desequilibrantes y pasajeros. Estos flujos de migración se traducen en el rompimiento del tejido social, en la pérdida de la identidad, en la generación de cinturones periféricos de miseria, en la creación de una economía familiar dependiente de las remesas de quienes emigran y en abandono del campo, entre otras.
Encontramos, por otro lado, que los derechos para preservar y conservar nuestra cultura, la lengua, los usos y costumbres de nuestros pueblos no son promovidos, respetados y valorados, ya que la problemática presentada en nuestras comunidades es seria y alarmante. De manera concreta podemos enumerar lo siguiente: la masificación e imposición de otra cultura por parte de los medios masivos de comunicación, las fiestas populares de las comunidades indígenas y rurales han perdido su significado ancestral y trascendental, incorporando a ellas costumbres provenientes de otros países; esto trae como consecuencia otra forma de relacionarse en las comunidades. La lengua materna de los pueblos indígenas ya no se habla y de parte del gobierno no existen apoyos serios para el fomento y la preservación de dichas lenguas, lo cual es un derecho que está obligado a procurar. Otra situación alarmante es la pérdida de identidad como resultado de este devastador fenómeno, la migración de muchas personas de las comunidades indígenas y rurales a las grandes ciudades de nuestro país, así como a los Estados Unidos. Los partidos políticos y las sectas protestantes con sus acciones han dividido al pueblo en relación a usos y costumbres como son la elección de parte de la comunidad de sus autoridades, así como a la preservación de su lengua, sus costumbres y tradiciones.
Cabe mencionar que, el trabajo agrícola de México ha generado 3.4 millones de jornaleros empobrecidos de los cuales un millón de esta cantidad son migrantes. De los cuales se hace la siguiente clasificación:
Los jornaleros agrícolas se clasifican en migrantes locales o asentados. Entre los primeros se encuentran los “pendulares” esto es, que salen periódicamente de sus lugares de origen durante lapsos de 4 a 6 meses y que al término de la temporada agrícola regresan a sus comunidades y por otro lado, están los jornaleros migrantes “golondrinos”, quienes recorren diversas zonas de trabajo durante todo el año, enlazando empleos en diferentes tipos de cultivo”.
Uno de los municipios que más ha sufrido los estragos de la migración es el de Cazones. Los precios de las producciones agrícolas en este municipio no han sido suficientes para sostener la economía, ya que se maneja casi siempre por el sistema de coyotaje, en donde existe un intermediario que compra y revende el producto, como en el caso de la naranja que se planteaba como una alternativa en épocas posteriores, sin embargo hoy las cosechas sólo permiten un margen pequeño de utilidad; en el caso del maíz su producción es baja y su comercialización resulta insuficiente, entonces esto provoca que los índices de desempleo y subempleo crezcan y conlleven a la reflexión. 5857 habitantes están considerados como población económicamente activa y de la cifra total del 2001 de 23,813 habitantes, el 75.78% viven en condiciones de hacinamiento. Esto ha provocado una decreción demográfica, como la migración y la falta de apoyo a la producción local. Esta decreción se está convirtiendo en un fenómeno continuo en donde los migrantes han tenido que irse hacia los Estados Unidos como a las ciudades de Monterrey, Reynosa y el Distrito Federal.
La migración conlleva implícita la idea de muda, cambio y ello implica reestructurar el mundo de los jornaleros mexicanos totonacas, en este el traslado voluntario a contrapelo, produce sin lugar a duda un choque cultural de doble ligadura, tanto para el totonaca que construye su universo a partir de un mundo simbólico mágico-religioso, con una estructura determinada pro sus costumbres, y por el otro la sociedad que recibe esta recepción se ve aunada al sentimiento de desplazo, de intrusión y lo no privativo de esta cultura ya que en México aun se reproduce este sentimiento de desplazo traducido en odio, marginación o vituperación.
En el migrante extranjero connota una diferencia sustancial en cuanto a prácticas culturales así como a opciones laborales. A esto se suma los aportes culturales que implica la llegada de nuevas prácticas culturales que en algunos de los casos se integran al cotidiano del país receptor e integran al migrante a la adaptación dinámica social a la cual ha llegado.
Por lo tanto, es bien mencionado que la migración avanza día a día y se ha planteado la necesidad de generar una iniciativa en donde se destine a través de la federación una partida especial en la cual se asignen a los ayuntamientos recursos para favorecer la participación ciudadana y se privilegie la organización comunitaria, como prácticas que conlleven como objetivo fundamental el arraigo de sus habitantes y a su vez el fortalecimiento de sus familias, para que poco a poco se vaya contrarrestando con este fenómeno, la migración, y se viva en su lugar de origen trabajando y obteniendo lo necesario para no salir de la región o país hacia otros lugares que tienen una forma de vida distinta y que pudiese influír en su forma de vida a la cual a están acostumbrados, cambiando en casos extremos su cultura.
Esto se está convirtiendo en un fenómeno continuo, en el 2001 se registró un total de 360 migrantes tanto a Estados Unidos como a las ciudades de mayor desarrollo como es Monterrey Reynosa o el Distrito Federal. Véase la siguiente gráfica.
Leyendas y mitos
En lo que respecta al ámbito religioso, Quetzalcóatl parece haber sido uno de sus principales dioses, aunque adoraron también a Chicomecoatl, deidad de la fertilidad; a Centeotl, señor del maíz; a Xochipilli, dios de las flores, y destacaron como divinidades autóctonas: Tajín, equivalente al Tláloc teotihuacano, y el llamado "dios gordo", quien velaba por la felicidad. Este último tomó parte en una leyenda, muy difundida en tierras veracruzanas, según la cual Xanath, hija de nobles totonacas, célebre por su belleza, vivía en un palacio cercano al centro ceremonial de Tajín, sede de su pueblo.
Cierto día en que la joven acudió a depositar una ofrenda sobre el plato colocado en el abdomen de Chac-Mool ("Mensajero Divino"), encontró casualmente a Tzarahuín (jilguero), un alegre doncel al que le agradaba silbar, y surgió entre ambos amor a primera vista. Sin embargo, el romance mostró dificultades para prosperar, porque Tzarahuin era pobre y vivía en una choza humilde rodeada de tierra fértil en que abundaban las anonas, las piñas y las calabazas. A pesar de la diferencia de clases, los enamorados se reunían casi a diario, de manera fugaz, cuando el mancebo llevaba al mercado la cosecha de sus siembras, y en poco tiempo una sincera pasión se apoderó de sus corazones.
Una tarde en que Xanath pasó junto al templo sagrado de los nichos, la sorprendió la mirada penetrante del dios gordo, que se caracterizaba por su vientre abultado, la frente rapada y su triple penacho; y desde entonces el señor de la felicidad se dedicó a cortejarla. La doncella logró esquivarlo en un principio, mas el astuto dios encontró la forma de revelarle sus sentimientos y, al ser rechazado, su alegría habitual se tornó en cólera y amenazó a la joven con desatar la furia de Tajín, si no accedía a sus reclamos amorosos.
La advertencia hizo temblar de miedo a Xanath, pero no traicionó a Tzarahuín.
El astuto dios gordo resolvió entonces ganarse la confianza del padre de la joven para que influyera en el ánimo de Xanath. Lo invitó a su palacio, le reveló secretos divinos y cuando manifestó interés por la linda muchacha, recibió completo apoyo para casarse con ella.
Xanath hubo de soportar un mayor acoso del testarudo dios y su padre la obligó a aceptar una nueva cita, que resultaría fatal, pues luego de haber dado otra negativa al señor de la felicidad, éste, irritado, lanzó un conjuro sobre la doncella y la transformó en una planta débil de flores blancas y exquisito aroma: la vainilla.
Y si bien el dios creyó vengarse, lo cierto es que mientras de él existen sólo vagos recuerdos, en cambio, tenemos muy presente en nuestros días a la planta orquidácea cuya esencia es muy apreciada en la cocina y la pastelería de muchas partes del mundo.
Tajín y los siete truenos
Una mañana de verano llegó a las selvas de Totonacapán un muchacho llamado Tajín. Era chamaco maldoso. No podía estar en paz con nadie. Apedreaba a los monos, zarandeaba los árboles, saltaba encima de los hormigueros… Por eso el muchacho vivía solo. Nadie soportaba su compañía.
Ese día se encontró en un recodo del camino con un extraño hombrecillo de barba cana, grandes bigotes y cejas tan pobladas que casi cubrían los ojos.
-Buenos días, muchacho. Mis hermanos y yo andamos buscando alguien que nos ayude a sembrar y a cosechar, a vigilar el fuego y a llevar la casa.
-¿Quiénes son tus hermanos?
-Somos los Siete Truenos. Nos encargamos de subir a las nubes y provocar la lluvia. Con nuestras capas, botas y espadas marchamos por los aires hasta que desgranamos la lluvia.
Tajín, apenas escuchó aquello, se imaginó por los aires haciendo cabriolas entre las nubes y dijo que iría con él a casa de los Siete Truenos.
Los Siete Truenos vivían en una casa de piedra, encima de una gran pirámide llena de nichos.
Cuando se enteraron de quién era y a lo que venía, todos protestaron:
-¿Un extraño en nuestra casa?
-¡Ya no tendremos más secretos!
-¡Aprenderá nuestras mañas!
-Tiene cara de bribón.
-Calma, hermanos, por favor. Siempre hemos querido salir todos juntos de excursión, nos peleamos por ver quién realiza las tareas de la casa. Él solucionará los problemas.
Después del mediodía unas nubes se asomaron por el lado del mar. Los Siete Truenos, entre bromas y risas, abrieron el arcón de madera y sacaron sus trajes de faena. Se pusieron capas, botas y se ciñeron espadas y salieron corriendo hacia las nubes. Sus capas agitadas provocaron el viento, sus botas retumbaron contra las nubes y trajeron los truenos mientras sus relumbrantes espadas desataron los relámpagos.
Y de esa manera, la lluvia comenzó a caer suave y tibia como una bendición.
Durante días Tajín fue un ayudante ejemplar. Pero cada vez que limpiaba las botas renacía en él mismo pensamiento: “Tengo que subir.”
La soñada oportunidad llegó. Una mañana los Siete Truenos le dijeron que debían ir a Papantla a comprar puros en el mercado. Ellos se fueron muy contentos. Pero, apenas se quedó solo, Tajín tiró la escoba, corrió al arcón para vestirse con las ropas de los Siete Truenos.
Tajín comenzó a subir por los aires. Comenzó a corretear las nubes, sacudía su capa para juntarlas, y sacaba su espada y la hacía girar. Todo el cielo y la tierra, y aún el mar se llenaron de una luz cegadora. Entre relámpagos y truenos desataron contra la selva un chubasco violentísimo. No era la lluvia bendita de los Truenos, sino una tormenta devastadora. El día se había oscurecido. La lluvia desgajaba ramas de los árboles y hacía crecer los ríos.
Apenas observaron lo que sucedía los Siete Truenos se dieron cuenta de que aquello era obra del muchacho. Regresaron a toda prisa y una vez puesta sus ropas salieron en su busca para atraparlo.
Y allí estaba Tajín, brincoteando de un lado a otro. Cada impulso suyo daba más brío a la tormenta: resoplaba el viento, crecía la lluvia y caían relámpagos y truenos.
Pasaron muchas horas antes de que los Siete Truenos lograran atrapar a Tajín. Cuando finalmente los consiguieron, lo bajaron con tiento, lo ataron fuertemente y lo llevaron al mar para tirarlo al agua.
Bien adentro lo tiraron. Y desde entonces allí vive Tajín. Ha crecido el muchacho. De vez en cuando abandona las profundidades marinas y, cabalgando sobre el viento, desata a las nubes en una lluvia incontenible, mientras los truenos y los relámpagos se suceden. Entonces los Siete Truenos deben trepar de nuevo para capturar a Tajín –al Huracán, como también le dicen al muchacho-, para lanzarlo una vez más al fondo del mar.
martes, 11 de mayo de 2010
Tradiciones
En general, las artesanías totonacas son para uso familiar y ceremonial. Se confecciona indumentaria tradicional que consiste en faja, blusa y quexquémitl; gran parte de ella se hace en telar de cintura, y sólo algunas veces con telas industrializadas; además, en el telar se elaboran servilletas, manteles y toallas. Los totonacas de Papantla utilizan el hilo de algodón o de acrilán, y tejen con la técnica de confitillo, cuyo terminado final queda con una textura afelpada. Además se fabrican cestos, vasijas, juguetes e incensarios de barro; máscaras de madera y ornamentos de palma.
El sistema de creencias de los totonacas es sincrético; en él se da la combinación de símbolos y de signos reelaborados en mitos, rituales, ceremonias, etcétera, cuyo origen se encuentra en la cultura indígena mesoamericana y en aspectos del cristianismo popular ibérico. El catolicismo de los indígenas totonacas combinó elementos de ambas tradiciones para crear una religiosidad propia; ésta enfatiza la existencia de seres sagrados que tienen dominio sobre aspectos y entornos particulares del mundo, como son iglesias, cuevas o cerros.
Los seres sagrados, como los santos católicos y las imágenes prehispánicas denominadas "antiguas" que tienen poderes mágicos, exigen atención por parte de los hombres; por esto hacen las celebraciones religiosas, a cambio de las cuales ellos retribuyen con salud, buenas cosechas y bienestar en general. Son los curanderos y brujos quienes conocen mejor esta "costumbre" o tradición cultural.
Algunos de estos seres se vinculan con la agricultura; el sol, Chichini, es el dueño del maíz y se le asocia con las diferentes figuras de Cristo. En la mitología totonaca, éste aparece como un héroe civilizador que encuentra el maíz y enseña a la humanidad cómo sembrarlo y cosecharlo. La luna es un ser sagrado masculino, también llamado Manuel, que atrae a las mujeres y es útil en las peticiones de magia. Es rival del sol y lucha contra él durante los eclipses.
El dueño de los truenos, Aktsini, hace llover e influye en la milpa. Se le asocia con algunos seres celestiales como los arcángeles de la tradición católica y el apóstol Santiago. El trueno es uno de los dioses totonacas más antiguos, es representado como un viejo y se le relaciona con el agua. A la Virgen María la vinculan con el agua de los pozos y de los manantiales. El señor del monte o dueño de los animales cuida del bosque y de la fauna que allí habita; para cazar o talar los árboles se le debe pedir permiso a él. A pesar de la caza y la tala inmoderada aún se le tiene un gran respeto.
A partir de la década de los cincuenta, el Instituto Lingüístico de Verano se dio a la tarea de convertir a la población indígena al protestantismo; sus tácticas de conversión dividieron a muchas comunidades en facciones religiosas, que en ocasiones llegaron a enfrentamientos. En los últimos seis años su presencia se ha reducido. A finales de los años setenta se fundaron templos Pentecosteses en la zona cuya doctrina tuvo gran aceptación entre los totonacas.
La fiesta más importante es la del santo patrón; algunos santos de los pueblos vecinos son llevados a donde se celebra la fiesta patronal; se realizan actividades deportivas, comerciales y religiosas (bautizos y confirmaciones). La fiesta dura tres días y termina con un baile.
Una celebración importante en la región es la de Semana Santa; en estos días salen en procesión las imágenes de Jesucristo, Jesús Nazareno, Santo Entierro y la virgen de Dolores. Entre los totonacos esta fiesta se relaciona con el sol, pues transcurre en la temporada de sequía y se hacen referencias a Cristo, asociándolo con el sol.
Otra celebración en la que participa toda la comunidad es la de día de muertos. En las casas colocan un altar con ofrenda; y las familias visitan el panteón para comerla allí; las campanas repican día y noche. Los protestantes evitan el alcohol y los gastos excesivos.
Las fiestas implican fuertes gastos, que tanto protestantes como creyentes se rehúsan a sufragar. Tradicionalmente la fiesta patronal era costeada por un mayordomo y su familia; ahora, la Iglesia católica recomienda la formación de varios grupos que solventen los gastos. En las fiestas totonacas no puede faltar la danza; la más conocida es la de Los Voladores, que contiene elementos de simbolismo solar, y ha logrado fama internacional. Otras danzas son las de Moros y Cristianos, Tocotines, Negritos, Tambulares, Tejoneros, Pastores y Huehues.
Conocimientos Tradicionales
Sus médicos tradicionales son parteras, curanderos y brujos indígenas o mestizos. Las parteras auxilian a las mujeres durante la gestación y el parto; proporcionan cuidados especiales a la madre e hijo mediante baños de temazcal y plantas medicinales. Ellas creen en la influencia de la luna sobre las mujeres y en la dicotomía de lo frío y lo caliente.
El curandero totonaco conoce el uso de las plantas medicinales para aliviar los males físicos y mentales, cura el cuerpo y el alma. Recurren a sus servicios tanto indígenas como mestizos; cura a hombres y a animales. Cobra por sus servicios según la enfermedad y la seriedad del caso; adquiere su oficio por las enseñanzas de un especialista.
El brujo posee poderes sobrenaturales que no tiene el curandero; conoce el uso de las plantas, sabe cómo hacer hechizos y maleficios. Ha obtenido su poder de fuentes sobrenaturales; puede hacer que una persona recobre la salud o la pierda y hasta causarle la muerte. Su maleficio sólo puede contrarrestarlo otro brujo más poderoso. Acusado de tener pacto con el demonio, sin embargo, suele ser un hombre religioso que se considera a sí mismo católico. En su casa tiene un altar con flores, figuras de santos, veladoras y figuras recortadas de papel amate que representan a los seres sobrenaturales.
Los totonacos aún utilizan, experimentan y enseñan con las plantas y los animales medicinales y recurren a éstos antes de consultar al médico. Clasifican las enfermedades en: a) Naturales o del cuerpo, b) Sobrenaturales o del espíritu.
a) Naturales o del cuerpo
Para curar las fiebres:
• chaca (infusiones)
• matlali (emplasto)
• jitomate (emplasto, con aguardiente y manteca de cerdo)
• naranja cuca (baños de asiento)
• chaca, tabaco, higuerilla (emplasto)
• Para curar la gripe: mirto (agua de tiempo)
• totomoxtle (agua de tiempo)
• zábila (agua de tiempo)
• limón (con aguardiente) Para curar el escalofrío: cedro (infusión, restregada en el cuerpo)
• hoja de zorrillo (infusión, baños)
• ala de murciélago (infusión, tomada) Sistema circulatorio: anemia, mordedura de víbora y diabetes, tazitzi (del corazón).
Sistema digestivo : agruras, bazo, cólicos (hierbabuena), disentería, diarrea ( la manzanilla), sofocamiento, úlcera.
Sistema urinario: riñones (pelo de elote), mal de orín (zacate limón).
Sistema óseo : para los golpes (la hierba del golpe).
b) Enfermedades del espíritu más frecuentes
Susto o espanto: De tierra (19 hierbas, matanza, bejuco amarillo), de agua, de lumbre, de arco iris (causado por los dueños de la naturaleza), mal de ojo, mal aire (albácar), enfermedad de los danzantes, la quemada, el tlazole, el mal puesto, el asombro, empacho de hombre.
Enfermedades que no cura el médico : cuajo, caída de mollera, empacho (aceite de resino), bilis, la estirada, el estérico, mala hora.
Las especialidades de los médicos tradicionales que utilizan la herbolaria para aliviar enfermedades son las siguientes: Curanderos, Hueseros, Brujos o hechiceros, Rezanderos, Parteras empíricas, Parteras discretas.
jueves, 6 de mayo de 2010
Investigación de Campo
INVESTIGACIÓN DE CAMPO
La región totonaca del estado de Veracruz abarca una extensa zona cultural, en la cual coexisten diversas tradiciones, costumbres, formas de vida que podemos presenciar al recorrer sus calles, caminos y poblados, lo primero que podemos reconocer es que es una zona en continua expansión, encontramos por un lado la región petrolera del norte, precisamente en Poza rica, Coatzintla y Papantla, en donde la mancha urbana crece y con ello logra que la economía de la región se vea beneficiada, pero también existe una zona rural agrícola importante, en donde existen cultivos de maíz, naranja, caña y café. Esto va a impactar en el estilo de vida de la región, incluyendo la vivienda, la comida y la misma cultura.
La alimentación totonaca es una dieta sana, aprovechan de los vegetales y las verduras que pueden obtener de la siembra, como la mayor parte de las civilizaciones mesoamericanas, los totonacos han dejado como herencia una alimentación basada en el maíz, los granos son transformados en nixtmal y posteriormente en masa, que es aprovechada en las zonas rurales para hacer tortillas, enchiladas, tamales, atole de masa; se ha creado una variación importante en la región con los alimentos, en las zonas agrícolas, los trabajadores que acostumbran llevar almuerzo a su trabajo, generalmente se trata de alimentos preparados con masa, tomate y frijoles. La dieta del totonaco indígena también contempla los quelites, que incluso los puede obtener sembrándolos en su casa.
En las zonas urbanas, al no presentar un ritmo agitado, se puede apreciar la tranquilidad en las calles, lo cual permite que en su mayoría la gente acostumbra ir a su casa a comer y cenar, exceptuando los trabajadores recurren a la comida corrida. Predominan los tacos de guisado, de carne, las enchiladas, los molotes, las enfrijoladas, enmoladas. En algunos mercados como el de Poza Rica, podemos encontrar el zacahuill, en otras zonas como coyutla encontramos lo tradicionales tamales que adquieren un sabor peculiar al ser elaborados utilizando leña y no gas.
En las zonas rurales totonacas, que un utilizan leña, se puede apreciar ese sabor diferente que le propicia al cocinarlos de esta forma, así podemos encontrar otros alimentos típicos, como el mole, o bien los diferentes tipos de tamales que existen m, como es de frijol, pintos, de carne de puerco, de pollo, de pipian, y los pulacles.
Los estilos de vida, tanto en la alimentación como en la sociedad van ligados, Expresiones de cultura tradicional encontramos en la región centrada en la cultura totonaca, así existen en Papantla exposiciones pictográficas con códices totonacos, también existen murales, como el que se encuentra junto a la iglesia de Papantla, realizado por Teodoro Cano, y que es un símbolo e la ciudad vainillera. De igual forma en Poza Rica encontramos imágenes como la que adorna el palacio municipal en la parte superior, y las diversas esculturas alusivas al petróleo.
Dentro de la música podemos encontrar a los huapangos, la diversidad en las danzas folclóricas en la región hace que existan variaciones en la realización de las mismas. Son muy comunes el baile de lo guaguas hacia la región de Papantla y coyutla, también la danza del volador representa hoy en día un icono de la cultura mexicana a nivel nacional.
Durante nuestro recorrido por la sierra del totonacapan se puede constatar lo que en documentos se habla del clima y del relieve, también se puede ver condiciones sociales pobres, ello influye en la gastronomía, ya que el alimentarse de frijol y maíz, se realiza por su accesibilidad, En cuanto a la vestimenta se puede ver que aun se conserva un poco del folclor regional, sobre todo en las danzas, existen canciones cantadas en el mismo idioma totonaco, sobre todo en los festejos religiosos.